Su Ética era El Corán.
Se ha demostrado que Aisha (Allah esté complacido con ella) dijo al describir al profeta (la paz y bendiciones de Allah sean con él).
Se relata en un largo hadiz la historia de Saad Bin Hisham Bin Amer, cuando llegó a la ciudad, y fue a Aisha (Allah esté complacido con ella) a preguntarle acerca de algunos asuntos, dijo:
“Dije: ‘¡madre de los creyentes! infórmeme acerca de los modales del Mensajero de Allah (la paz sea con él).’
Ella dijo: ‘¿No lees el Corán?’
Le dije: ‘sí.’
Ella dijo: ‘la ética del profeta (la paz sea con él) era el Corán.’
Él dijo: ‘Me levanté y decidí no pedir a nadie nada hasta que me muera’...”
Narrado por Muslim (746).
Y según otra narración:
“Le dije: ‘¡madre de los creyentes! hábleme de la ética del Mensajero de Allah (la paz sea con él).’
Ella dijo: ‘¡hijo mío! ¿No lees el Corán? Allah dijo: {eres, sí, de eminente carácter}. La ética de Muhammad era el Corán.’”
Narrado por Abu Yala (8 / 275) con atribución correcta.
Al Nawawi (la misericordia de Allah sea con él) dijo en “La explicación de Muslim” (Sharh Muslim) (3 / 268):
“Su significado: obrar con él, detenerse en sus fronteras, tener su ética, coger sus lecciones e historias como motivo de reflexión, y meditarlo, y leerlo con buena lectura.”
Ibn Rayab dijo en el “colector de las ciencias y las sabidurías” (1 / 148):
“Es decir que el mensajero de Allah (la paz sea con él) seguía las éticas del Corán, lo que el Corán elogió es lo que a él le agradó, y lo que vilipendia el Corán fue lo que a él lo indignó, y en una narración de ella, dijo: ‘su ética fue el Corán, se complace en su consentimiento, y se indigna en su indignación’.”
El Mannaawi dijo en (fayd al kadir) (5 / 170):
“Es decir todo lo indicado por el Corán: sus mandamientos y prohibiciones, su promisión y sus advertencias, y así sucesivamente.”
Al Kadi dijo: “es decir que su carácter fue todo lo que sucedió en el Corán, todo lo bueno que elogió y llamó a hacerlo, lo ha seguido; todo lo que censuró y prohibió, lo abandonó, el Corán fue su carácter.”
Abu Hamid Al Ghazali (la misericordia de Allah esté con él) dijo en el “Renacimiento de las Ciencias de la Religión” (2/430-442):
Demostración de una serie de sus ventajas morales que las colectó de algunos científicos y las cogió de las noticias, dijo: “Era el más clemente de la gente, el más valiente de la gente, el más casto de la gente, el más justo de la gente, su mano nunca tocó la mano de una mujer que no fuese su esclava, o que no tuviera la infalibilidad del matrimonio, y era el más generoso de la gente, nunca dejaba un dírham o dinar con él hasta la mañana, y si le quedaba algo y no encontraba a quien darlo, y lo sorprendía la noche, no iba a su casa hasta darlo a quien lo necesitaba. Cogía cebada y dátiles suficientes para un año, el resto lo daba como caridad. Él mismo se zurcía la ropa y remendaba su calzado, ayudaba a su familia en las tareas domésticas, era el más casto de la gente, no fijaba su vista en la cara de alguien, respondía a las invitaciones del esclavo y del libre, y aceptaba el regalo incluso si era una dosis de leche, y lo recompensaba.
No comía limosna, no era orgulloso en contestar a la sierva o al pobre; se enojaba por su señor y no por sí mismo, aplicaba la justicia aunque lo perjudicara a él o a sus compañeros; colocaba una piedra sobre su estómago debido al hambre, no rechazaba una comida halal (lícita), no comía reclinado ni de pie, nunca comió hasta quedar satisfecho por más de tres días seguidos, hasta que cumplió con Allah (murió), altruista a sí mismo, no de pobreza ni de parsimonia, aceptaba invitaciones a una fiesta, visitaba a los enfermos, asistía a los funerales, caminaba solo entre sus enemigos sin guardia, era el más modesto de la gente, hablaba poco con retórica, no tenía miedo de nada de los asuntos mundanos, vestía lo que tenía a mano; cabalgaba lo que tenía, una vez un caballo, y una vez un camello, o una mula, o un burro; caminaba descalzo, sin turbante o sombrero, visitaba a la gente enferma aunque estuvieran lejos, le gustaba el perfume y odiaba el olor malo; se sentaba con los pobres y comía con los necesitados, honoraba a la gente en virtud de sus morales; nunca fue grosero ni brusco, sino que era suave y majestuoso, mantenía las relaciones familiares y aconsejaba a todos a hacerlo; siempre fue tierno y clemente con ellos; los mimaba y bromeaba con ellos. Jugaba carreras con su esposa, rara vez iba más allá de una sonrisa y cuando reía no lo hacía a carcajadas, no perdía su tiempo en algo fuera de obras para dios o como necesidad del bienestar de sí mismo. No despreciaba al pobre a causa de su pobreza o de su enfermedad crónica, no temía a un rey por su reino, los llamaba a entrar al islam de la misma manera.”
Fue narrado por Abu al Bakhtari: “el mensajero de Allah (la paz sea con él) no insultó a uno de los creyentes sin expiación o misericordia, y dijo: ‘por cierto que he sido mandado como clemencia y no como castigo’. si le pidieron suplicar por alguien, musulmán o no musulmán, suplicó Allah a favor de él y no contra él, y nunca golpeó a uno, siempre que dios le daba a elegir entre dos cosas el escogía lo más sencillo siempre que no fuera una falta. Ha sido descrito por dios en la Torá: ‘Muhammad el Mensajero de Allah, mi siervo preferido, no es grosero ni clamoroso en el mercado; no premia lo malo con malo, al contrario, perdona.’ siempre saludaba él primero; si alguien lo tomaba de la mano sostenía el saludo hasta que el otro lo soltaba. No se sabía su junta de consejo de la de sus compañeros.
Allah dijo:
“Por una misericordia venida de Allah, has sido suave con ellos. Si hubieras sido áspero y duro de corazón, se habrían escapado de ti.” Sura Aal Imran (de la familia de Imran: 159).
Allah le ha unido la actitud biografía y la política completa, él fue el iletrado que no sabía ni leer ni escribir. Creció en la tierra de la ignorancia y de los desiertos, en su pobreza y cuidaba a las ovejas. Era huérfano, no tenía padre, ni madre. Allah todopoderoso le enseñó todas las buenas actitudes, y las noticias de los antecesores y de los posteriores a él, y todo lo que guía a la salvación en la otra vida, y a la alegría y a la salvación en este mundo.
¡Que alá nos guíe a obedecerle en sus mandamientos y a seguirle en su acto, amín, Oh Señor de los mundos!”