Terminamos la parte 2 diciendo que cuando una persona se convierte al Islam, todos sus pecados previos, sin importar qué tan graves o pequeños sean, son eliminados. La pizarra está limpia, libre de pecado, brillante y blanca; es un nuevo comienzo. Sin embargo, hay algunas personas que pueden dudar en aceptar el Islam pues temen no ser capaces de mantenerse alejados del pecado. Comenzamos esta parte 3 discutiendo este tema.
7. Quiero ser musulmán, pero sé que hay algunos pecados que no puedo dejar de cometer.
Si una persona realmente cree que no existe dios más que Al‑lah, debe aceptar el Islam sin demora, incluso aunque crea que va a seguir pecando. Cuando una persona está acostumbrada a llevar una vida sin el estorbo de cualquier conjunto de principios morales, el Islam al principio puede parecer como un conjunto de normas y reglas que son casi imposibles de cumplir. Los musulmanes no beben alcohol ni comen cerdo, las musulmanas deben usar pañoleta, todo musulmán debe rezar cinco veces todos los días. Esto motiva que hombres y mujeres interesados en el Islam se encuentren diciendo cosas como “no me creo capaz de dejar de beber”, o “me resultará demasiado difícil rezar todos los días, y peor aún si son cinco veces diarias”.
La realidad, sin embargo, es que una vez que una persona ha aceptado que no hay divinidad merecedora de adoración excepto Al‑lah, y desarrolla una relación con Él, las normas y reglas se hacen sencillas. Es un proceso lento de querer agradar a Dios. Para algunos, aceptar las directrices para una vida feliz es cuestión de días, o incluso de horas, mientras que para otros puede tomar semanas, meses, o incluso años. El viaje de cada persona en el Islam es diferente. Es importante recordar que Dios perdona todos los pecados. Un creyente puede, por misericordia de Dios, ser admitido en el Paraíso sin importar qué pecados haya cometido. Por otro lado, un incrédulo, alguien que adora a algo o a alguien distinto del Único Dios Verdadero, terminará en el fuego eterno. Por lo tanto, dada la opción entre no aceptar el Islam, o ser un musulmán pecador, la segunda opción sin duda es mucho mejor.
8. Quiero ser musulmán, pero tengo miedo de decírselo a los demás.
Como hemos subrayado varias veces, no hay nada en el mundo que deba evitar que una persona abrace el Islam. Si uno teme la reacción de los demás, como sus padres, hermanos o amigos, y siente que no está listo para informarles, entonces debe convertirse y tratar de practicar el Islam en secreto tanto como le sea posible. Con el paso del tiempo, y al establecerse la conexión con Dios, la fe de la persona se fortalecerá y sabrá cómo manejar mejor la situación. De hecho, el nuevo musulmán con certeza se siente liberado y comienza a sentir la necesidad de informarle a todo el mundo sobre la belleza del Islam.
Entre tanto, es buena idea preparar lenta y sutilmente a tus amigos y familiares para los cambios que obviamente tendrán lugar. Quizás sería bueno comenzar a hablar abiertamente sobre Dios y la religión en general, expresando interés en otras religiones o en el Islam en particular. Cuando una persona comienza a practicar el Islam, que de hecho es una forma de vida, aquellos cercanos a él comienzan a notar la diferencia. Ellos verán un nuevo respeto por ellos, la familia y la sociedad en general; también verán un cambio en el comportamiento, a menudo de uno ansioso e infeliz a uno relajado y contento.
El Islam es una forma de vida y, por lo tanto, es difícil de ocultar durante mucho tiempo. Es importante recordar que cuando la gente sepa de tu conversión al Islam, habrá una reacción que variará, desde aquellos que están felices y lo aceptan, hasta quienes se sienten enojados y desilusionados. A menudo, los que se molestan lo superan con el tiempo y comienzan a aceptar el cambio. Y cuando ven muchos cambios positivos en ti, pueden comenzar a apreciar tu conversión. Debes permanecer fuerte, determinado y saber que Dios está contigo. Tus palabras y tu experiencia pueden llevar muy bien a otros a seguir tu ejemplo. Confía en Dios, aprende todo lo que puedas sobre tu nueva fe, y deja que la luz del Islam brille a través de tus ojos.
9. Quiero ser musulmán, pero no conozco a ningún musulmán
Algunas personas aprenden sobre el Islam leyendo, otros observando el comportamiento de los musulmanes que ven en sus ciudades y pueblos, y algunos incluso aprenden sobre Islam de programas de televisión, y para otros es el sonido del llamado a la oración. A menudo la gente busca y encuentra la belleza del Islam sin haber conocido nunca a un musulmán. Simplemente, no es necesario conocer musulmanes antes de aceptar o convertirse al Islam.
La conversión al Islam es tan fácil como decir las palabras: Testifico que no hay dios excepto Al‑lah, y testifico que Muhammad es Su mensajero. La conversión no tiene que hacerse en una mezquita o centro islámico, y no se necesitan testigos para ella. Estas cosas, sin embargo, son manifestaciones de la hermandad del Islam y marcan el comienzo de una nueva fe con el apoyo moral y espiritual de otros. Si no hay ningún centro islámico cerca, ni musulmanes que te ayuden, puedes simplemente seguir el procedimiento explicado en “Cómo convertirse al Islam y hacerse musulmán”.
En consecuencia, después de convertirse, sería muy útil para el nuevo musulmán contactar con otros musulmanes. Puedes encontrar miembros de tu nueva familia espiritual acercándote a mezquitas y centros islámicos locales, o presentándote ante un musulmán que viva en tu vecindario, que tome el mismo bus o trabaje en la misma compañía. Sin embargo, incluso si un nuevo musulmán está totalmente solo, está conectado(a) con otros 1.500 millones de musulmanes.
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