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Conocer a Alá
  
  

Under category La personalidad del Profeta
Auther Sheikh Faraj Hadi
Creation date 2007-11-05 03:18:50
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El observador de la vida privada de Muhammad (paz y bendiciones sean con él), el Mensajero, podrá admirar al hombre que vino de un ambiente desértico severo y se impuso por sobre la ignorancia y el anarquismo, y se preguntó “¿cómo podría alcanzar los niveles más altos del éxito de la familia?”.


Muhammad (paz y bendiciones sean con él) fue un flujo inagotable de amor, cariño, ternura, sensibilidad y emociones.


Él fue el amante perfecto para su familia y esposas. Jugaba y bromeaba con ellos. Les daba amor y ternura; por ejemplo, expresaba con suavidad su amor hacia su esposa Aisha al tratar de beber del mismo vaso del cual ella había bebido, poniendo sus labios en el lugar donde ella había bebido, enviando un mensaje secreto avivando su corazón y sentimientos. Este es sólo un ejemplo de muchos en su vida.


Incluso representó al amante leal en una familia feliz. No olvidó a su fallecida esposa Jadiya, sino que continuó recordando sus favores al tener buenas relaciones con sus parientes. Se enfadó mucho cuando Jadiya fue menospreciada en su presencia. Abu Najeeh narró en la historia de Hala Bint Khuwaylid (hermana de Jadiya) cuando hala solicitó permiso para conocer al mensajero. Aisha dijo: “Allah te dio la joven esposa en lugar de la anciana (quiso decir Jadiya)”. Entonces el Mensajero (paz y bendiciones sean con él) se enojó mucho, hasta que ella dijo: “Juro que no hablaré de ella a partir de ahora, excepto en el buen sentido”.


A pesar de la pesada carga de Muhammad (paz y bendiciones sean con él) como jefe del estado islámico, comandante del ejército, y guía intelectual y moral de sus seguidores, no olvidó sus deberes para con su familia, ayudándolos en las tareas domésticas, demostrando que la mujer tiene un gran valor en el islam.


Al Aswad informó que le preguntó a Aisha sobre lo que el Profeta (paz y bendiciones sean con él) había estado haciendo en su casa. Ella contestó que había estado sirviendo a su familia, y cuando llegó el tiempo de rezar, se marchó a la oración. (Narrado por al Bujari).

 

 




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