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Conocer a Alá
  
  

   


Mi nombre es Jacian Fares. Provengo de la familia Al Fares de Hebrón. Mi padre nació en el Líbano y mi madre es española. Fui el primero en nacer en Estados Unidos (en Dearborn, Michigan).


Mi padre no practicaba ninguna religión, a pesar de que mis abuelos eran musulmanes devotos. Imagino que su elección y su estilo de vida los había entristecido. No hace falta decir que mis hermanos y yo nacimos sin una religión específica. Fuimos criados como niños estadounidenses.


Debido a circunstancias excepcionales, fui el único de los tres en ir a vivir al Líbano por seis años, durante los cuales me hice adolescente. Llamaré a esta época de mi vida "mi primer encuentro con la cultura de Oriente Medio".


La segunda fase de mi encuentro vino cuando estaba en la infantería de marina de los Estados Unidos. Estuve en el frente durante la invasión a Irak, una guerra con la que no estaba de acuerdo, pero yo era soldado y estaba haciendo mi trabajo.


En Fallujah y otras áreas de la provincia de Al Anbar, llegué a conocer a la gente local. Había visto a otros árabes durante Ramadán con el paso de los años. Había visto cuán devotos eran a su religión.


Infortunadamente, recibí un disparo en Irak y perdí un riñón, pero fue la voluntad de Al‑lah. Siempre he creído que todo sucede por una razón.


Cuando regresé a casa estaba deprimido y sentía que no tenía nada para seguir con mi vida. Solía tener una rutina, y ahora me la habían arrebatado. Mi relación de entonces se fue cuesta abajo. Así que estaba solo. Mis abuelos me habían sugerido el Islam, de forma indirecta, lo mismo que mi tía. Durante el mes de agosto de 2008 leí el Corán. Y eso me hizo clic. Tenía mucho sentido para mí, mucho más que la Biblia o la Tora. Iba directo al punto. La vida musulmana tiene una rutina. Necesitaba este cambio en mi vida, y encontré mi verdadero ser.


"El Corán guía por el sendero más justo y firme, y di a los creyentes que obran rectamente que recibirán una gran recompensa". (Corán 17:9)


Finalmente, tenía una rutina. Tenía razones para vivir y para mejorar mi vida.


Puedo decir que hice muchos amigos el último año, todos ellos de diferentes países de Oriente Medio, de Egipto, Palestina, Jordania y Catar. Estos amigos me ayudaron a desarrollarme como soy ahora, y por eso les estaré eternamente agradecido.


Este año he vivido mi segundo Ramadán. Tristemente, no pude ayunar debido a que tengo diabetes juvenil. Pero doné dinero, comida y tiempo a los necesitados durante los treinta días. Este año es especial, pues mi cumpleaños cae en el Id ul Fíter.


Y mientras estoy atascado aquí en los Estados Unidos, solo, no estoy solo. La gente en las comunidades musulmanas me trata como a cualquier otro miembro de la familia.

Y debo decir que esta vida que vivimos, el Din (la forma islámica de vida) que vivimos, nos une a todos. Nos une y nos hace hermanos y hermanas cada día de nuestras vidas, incluso sin fiestas.


Así que prometo que voy a tratar siempre a todos como mis hermanos y hermanas, ayudar a los necesitados, incluso en tiempos sin propósito especial. Haré esto cada día de mi vida.


"Adoren solamente a Dios y no dediquen actos de adoración a otros. Hagan el bien a sus padres, a sus familiares, a los huérfanos, a los pobres, a los vecinos parientes y no parientes, al compañero, al viajero insolvente y a quienes están a su servicio. Dios no ama a quien se comporta como un arrogante jactancioso". (Corán 4:36)


Amo Ramadán y lo que representa, nos recuerda lo que significa ser musulmán, y propongo que hagamos que todos los días de nuestras vidas sean como Ramadán, y compartamos con nuestros compañeros hombres y mujeres.


Como musulmanes, podemos hacer de este mundo un lugar mejor, sin importar cómo traten los medios de proyectarnos ni cómo crea la gente ignorante que somos, podemos honestamente hacer de este mundo un lugar mejor.


"Ante todo, elige perdonar, ordena el bien y apártate de quienes se comportan contigo en forma ignorante". (Corán 7:199)


Nunca debemos presionar a nadie hacia el Islam, pero debemos informar correctamente a quienes estén interesados. Así fue como se hizo conmigo, he transitado un largo camino con el apoyo y la ayuda de mis hermanos y hermanas, mis amigos y mi familia en el Islam.


Elegí el Islam porque es parte de lo que soy. He regresado a lo que mi familia ha creído. Ahora vivo como viven ellos. Y todo se debe a que me sugirieron que leyera el Corán. Estoy feliz y orgulloso de mí mismo por hacerlo. El Corán me ha llevado a encontrar mi verdadero ser. Y ahora mi Dios tiene nombre: Al‑lah.


Les sugiero a aquellos que no creen que mantengan la mente abierta y le den una mirada a lo que el Corán tiene que decir. Allí hay mucho para ver, si leen con los ojos abiertos. El Corán es simplemente una herramienta y una guía que debemos usar para vivir en el camino correcto; promueve la paz, el amor y una confianza fuerte en Al‑lah.


"¿Y qué te hará comprender lo que es el camino del esfuerzo? Es liberar [al esclavo] de la esclavitud y dar alimentos en días de hambre al pariente huérfano, o al pobre hundido en la miseria. Y ser, además, de los creyentes que se aconsejan mutuamente ser perseverantes [en el camino del esfuerzo y de la fe] y ser misericordiosos [con el prójimo]". (Corán 90:12-17)




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