Cómo previno el Profeta Muhammad el problema de la violencia y el terrorismo (Parte 1)
El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, fue Enviado por Al-lah a toda la humanidad como la guía que nos sacara de las tinieblas de la ignorancia y la decadencia en la conducta, y nos llevara a la luz del conocimiento del Islam y sus nobles virtudes.
Es así que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, se convirtió en el mejor hombre en todos los aspectos de la vida, fue el mejor líder, el más amable y bondadoso de todos los educadores, y la persona que mejor transmitió la Palabra de Al-lah a la gente. Se dedicó a cumplir con la misión y responsabilidad que se le había encomendado con todo el empeño e interés del mundo. Nunca descuidó ni una de sus funciones, prueba de ello es el modelo de vida que trazó con sus propios hechos y palabras.
Siempre estaba pendiente de los problemas que afectaban a la sociedad en general y en particular. La forma como se involucraba y enfrentaba las diversas situaciones que se iban presentando, era lo que aseguraba que las estrategias que tomaba siempre fueran la solución definitiva a dichos problemas. Encaraba cada proceso que se vivía en la sociedad con realismo, racionalidad y siempre tenía en cuenta lo que le dictaba la revelación. Nunca fue radical ni extremista en la toma de decisiones, por lo que las soluciones que ordenaba eran siempre justas, graduales y continuas.
La sociedad en al que vivió el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, no difiere mucho de la actual, en cuanto a la violencia, la injusticia, la intranquilidad y los problemas que se viven. Claro, aquella era una sociedad primitiva y con muchos menos miembros que las actuales; además, la comparación es general, es decir, que no nos referimos sólo a las del Medio Oriente u otra región del mundo en particular.
Y’afar ibn Abi Talib, que Al-lah Esté complacido con él, describió la situación en la que vivían cuando se dirigió al rey Nagus, soberano de Etiopía, diciéndole: “¡Oh rey! Éramos gente ignorante. Adorábamos ídolos y comíamos carroña. Acostumbrábamos a tener un comportamiento indecente, a desvincularnos de nuestros parientes, a maltratar a nuestros vecinos, y el fuerte oprimía al débil”. Además, en esa época se caracterizaban por la crueldad y la falta de conciencia hasta con los bebés; pues acostumbraban enterrar vivas a las niñas recién nacidas, porque para ellos era algo deshonroso y vergonzoso que el primer hijo en nacer fuera una niña. Al respecto, dijo el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam: “Al-lah les Ha Prohibido tres cosas: desobedecer a los padres, enterrar vivas a las recién nacidas…”. [Bujari]
Por lo vivido en el pasado, en el presente, y lo que se verá seguramente en el futuro, el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, introdujo un método único para la prevención de este problema que carcome nuestras sociedades. Inicialmente, se centraba en educar al individuo, en sembrar en su interior la semilla de la fe y el concepto de la presencia de Al-lah, para que germinara y se convirtiera en autorresponsabilidad y compromiso. Luego, como segunda medida, cerraba todas las puertas por las que se pudiera colar las causa que trajesen consigo los problemas.
El último paso era la erradicación total del problema, valiéndose para ello de la imposición de leyes y ordenamientos claros y firmes, los cuales se iban dictando paulatinamente. Estos preceptos iban encaminados en dos líneas principales:
1. Dotar al individuo con los medios necesarios para que no sea él la causa de los problemas y dañe a los demás.
2. Establecer medios de defensa que aseguren una sociedad libre de perjuicio para todos sus miembros.
El primer punto tiene que ver con lo relacionado a la fe en Al-lah y el compromiso que se asume al ser musulmán, lo cual, lamentablemente, no es suficiente para algunas personas, por lo que hay que tomar medidas que impidan que esta gente se extralimite y haga daño a otros. Es ahí donde entra lo que mencionamos en el segundo punto, es decir, todo lo que tiene que ver con el orden político, económico, social, judicial, civil y penal.
Sumado a lo anterior, el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, encaró la violencia desde otro frente que permitiera establecer una sociedad en la que todo ser humano pudiera vivir tranquilo. Para ello, se dedicó a difundir una serie de virtudes, valores morales y conductas que fortalecen la sociedad y las relaciones entre sus miembros basadas en la bondad y la justicia, alejándolos de cualquier idea de superioridad de unos sobre otros, así haya diferencias entre ellos por la raza o estatus social.
Tenemos un gran ejemplo de este llamado en lo que nos relató ‘Ai’shah, que Al-lah Esté complacido con ella, que su esposo, el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “Al-lah Es en verdad Bondadoso y Ama la bondad. Otorga por la bondad lo que no Concede por la severidad, y a ninguna otra cosa le Da algo equivalente en recompensa (como lo hace con la bondad)”. [Muslim]
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